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Algunas peculiaridades de los ojos, Philip K. Dick

¿Cuáles son algunas de las peculiaridades de los ojos? Podemos decir que los ojos pueden pasearse lentamente por una habitación, moverse por el aire, acariciar, examinar, y, fundamentalmente, ver. Los ojos nos permiten leer pero, aunque haya quien lo dude, no son los que leen. Leer solamente con los ojos es como ir a una casa y quedarte en la puerta y creer que ya has visto la casa al completo o que conoces cada uno de sus rincones.
Algo parecido le sucede al personaje de esta historia, lee con los ojos el mensaje pero su mente no es capaz de descodificarlo, con lo cual la historia que él lee y la historia que el autor quiere transmitir no tienen nada qué ver. No existe un punto de conexión entre el lector y la historia que cree leer. La literatura implica mensajes ocultos que el lector debe descifrar, en este caso los mensajes son claros ya que todos o la mayoría de los hablantes de una lengua podemos descodificar el lenguaje figurado de la misma.




Nos hallamos ante un personaje incapaz de salir de la literalidad, incapaz de interpretar una secuencia de palabras con lo que se halla ante una realidad desconocida y hostil, en algunos casos. Leer de forma literal, en ocasiones, puede resultar algo terrorífico. Y vemos en este cuento de Philip K. Dick cómo el personaje sufre, siente miedo, ante una situación que el resto de los mortales calificaría de romántica.
Lo curioso o lo gracioso del cuento es que un personaje incapaz de descodificar el mensaje literario, no se exprese de forma literal al explicar su vivencia personal, ya que en algunos momentos del cuento dice cosas como: “Vagos escalofríos me asaltaron”; “Mi corazón latió con violencia y me quedé sin aliento”; “…respondí con voz estrangulada”; “Sin pestañear”….
El personaje y narrador de este cuento nos da argumentos para justificar que en ese libro de bolsillo que alguien olvidó en el autobús queda demostrado que existen seres extraterrestres, ¿y cuáles son estos argumentos? Pues, que los ojos pueden pasear, acariciar, que los brazos se pueden quitar, que uno puede perder la cabeza o entregar el corazón a alguien. ¡Cuántos extraterrestres en el mundo!
El cierre de este cuento resulta magistral, pues la última oración es como una sentencia: “No tengo estómago para esas cosas.” con lo cual sitúa al personaje al mismo nivel que los personajes de la historia del libro encontrado. ¿Todos somos extraterrestres o somos incapaces de reconocernos en el otro?