Portada » ACTUALIDAD » Página 3

Etiqueta: ACTUALIDAD

MICRORRELATO: LA CAJA DE CARTÓN




Jamás me pude plantear que una caja de cartón me ayudase tanto a entender la realidad en la cual se encontraba Pedro.
Me dedico a la enseñanza y por suerte un día tuve que trabajar con un niño autista. Como supongo que ya suponéis la primera reacción fue de “a ver cómo lo hago”, porque nos guste más o menos todos tenemos miedo ante lo desconocido, sea del tipo que sea. El miedo que en primera instancia entró por mi cuerpo tardó poco en desaparecer, ya que desde el momento en el que lo vi sabía que todo iba a ir bien, solo necesitaba tiempo y paciencia para adaptarme a él y él a mí.
La entrada al colegio fue bastante complicada, ya que suponía alejarse de los suyos, dejarlo con una desconocida a la que ni tan siquiera quería darle la mano, entrar en un espacio en el que no había estado nunca, catorce niños más con los cuales no había tenido ninguna relación… La rabieta duró un buen rato hasta que consiguió calmarse. Mis palabras eran “tranquilo” y “todo va a ir bien”.
En clase los compañeros intentaron acercarse a él, pero no interaccionaba con ellos. De repente, se dirigió al final de la clase donde tenía una caja de cartón vacía, la cogió y se puso a dar vueltas alrededor de ella y a aletear. Los demás niños propusieron que esa sería la mascota de la clase, que la podíamos pintar, hacer un agujero como si fuese un casco y cada día podríamos hacer una asamblea y contar las cosas a través de ella, que la podíamos utilizar como casco.
Lo hicimos entre todos y Pedro no colaboraba demasiado, pero si que ponía gomets  de manera incansable de color rojo, siempre eran del mismo color. En ese momento descubrí cual era su color preferido. Pintamos nuestra mano con tempera y la dejamos marcada encima de la caja, aquel momento fue bastante complejo, porque a Pedro no le gustaba mancharse, gritos, aleteos… hasta que cogió la caja y se la puso en la cabeza y se escondió de su angustia. Ahí fue cuando dijo la primera palabra que yo le oí pronunciar, “sucio”. Descubrí que necesitaba un espacio donde relajarse, ese era el suyo y todos lo usaríamos para relajarnos. Lo planteamos como un sitio donde tranquilizarnos cuando algo no fuese bien, o cuando nos encontráramos más nerviosos de la cuenta.
Las clases estaban todas muy estructuradas, siempre realizábamos la misma rutina todos los días y el horario de la clase era muy visual, en ningún momento se podía alterar el orden de las cosas porque eso haría que sus reacciones alterasen el bienestar de todos.
Cada mañana cuando entrábamos al colegio, Pedro siempre buscaba la caja. Se acercaba a ella, se ponía a su lado, esperaba a que todos se sentaran para el buscar su sitio y sentarse, si el ruido era muy fuerte, cogía la caja se la ponía en la cabeza y sus compañeros dejaban de hacer ruido. Esto me ayudó a que las normas de clase se fuesen convirtiendo en rutinas y que todos pudiésemos ver que con el silencio todos estamos mejor.
En las asambleas cuando llegaba la hora de utilizar la caja decorada por todos, Pedro antes de usarla buscaba esas manos que había dejado marcadas el primer día de clase, las señalaba y me miraba (nunca supe que quería decir con aquello), luego se ponía su casco y decía frases como “Buenos días. Mi perro se llama Rufo” “Buenos días. Yo soy Pedro”… frases muy cortas que nos acercaba a él día a día. Esas eran las únicas palabras que emitía a lo largo de la mañana.
Un día en la asamblea un niño planteó, que no siempre la caja tendría que usarse para cuando estemos mal o para la asamblea, sino que también podía ser la caja de los sentimientos, donde pudiésemos expresar como estábamos en cada momento. Realmente, a mí no me pareció mala idea, pero no sabía cómo iba a afectar ese cambio a las rutinas ya marcadas, por decirlo de alguna manera, le quité importancia a aquel comentario, desviando el tema al trabajo que íbamos a desarrollar a lo largo del día. De repente, Pedro se levantó de su sitio cogió la caja se la puso en la cabeza y dijo.”Pedro está contento”. En ese momento descubrí que el empeño que yo había puesto en seguir tanta rutina, se veía desmoronado con las palabras de un niño y que él había conseguido, que Pedro, expresase como se sentía.

 

Desde entonces, creo que no he tenido a ningún alumno que me enseñase tanto en tan poco tiempo, que aprendiese a valorar los pequeños grandes esfuerzos de mis alumnos en cada momento y sobre todo lo útil que puede llegar a ser, tener una caja de cartón en clase.

ROSALÍA DE CASTRO

Un 24 de febrero de 1837 nació la autora gallega Rosalía de Castro. Una de las autoras imprescindibles para el Rexurdimento gallego por su obra escrita en esta lengua. Considerada, también, junto a Gustavo Adolfo Bécquer, precursora de la poesía española moderna.
Aquí os dejo un poema recitado, espero que os guste.

Cuento El sabio (Reflexión)

(Abajo tenéis el enlace del cuento.)

¿Qué es lo que llevamos dentro para ofrecer al mundo? La pregunta parece sencilla pero contestarla puede resultar muy difícil cuando tenemos más bien poco que ofrecer. Y este cuento nos hace reflexionar sobre ello,




ya no es tan importante lo que recibes sino lo que eres capaz de dar, ahí reside la esencia de la generosidad humana, en dar sin pedir nada a cambio, ni tan solo el respeto que tú ofreces.

En unas quince líneas el autor de este cuento es capaz de concentrar una idea brutal: “Cada uno de nosotros solamente ofrece lo que tiene.” Mientras que el sabio es capaz de ofrecer conocimientos, enseñanzas y buenas palabras, el grupo de hombres y mujeres tan solo pueden ofrecerle insultos y desprecio. La sentencia del sabio, realmente, es muy dura porque con aparente tranquilidad e incluso ternura pone en evidencia todas las carencias de algunas personas. ¿Cómo se va a sentir ofendido por una persona que le ofrece lo que tiene?
¿Por qué no queremos aprender del que nos puede enseñar? En este punto es donde la radica la ignorancia de la humanidad, no en tener que aprender continuamente sino en no querer aprender porque creemos que con lo que tenemos dentro de nosotros es suficiente.Y nunca es suficiente para seguir creciendo como persona.
El cuento posee, desde mi punto de vista, poca calidad literaria, pero sin embargo es un ejercicio de reflexión que puede resultar muy útil para trabajar con los alumnos. El mensaje es sencillo y directo y nos proporciona la oportunidad de poner encima de la mesa toda una batería de preguntas sobre nuestra forma de enfrentarnos al mundo: ¿Cómo es mi relación con los demás?; ¿Cuál es mi reacción ante situaciones diferentes?; ¿Cómo me enfrento al mundo? y podríamos seguir con más y más interrogantes.
Partiendo de la sentencia del sabio, en la que cada uno ofrece lo que lleva dentro, se hace evidente la necesidad de una mirada hacia nosotros mismos, ser capaces de ver lo que hay dentro de nosotros, y así, tal vez, poder solventar las carencias que hallamos en nuestro interior.