Se sentó en una roca, sacó su caña de pescar, cogió su anzuelo y le puso un cebo que había robado en su cofradía de pescadores, lanzó lo más lejos que pudo hasta alcanzar la zona de los peces gordos. Disfrutó esperando un buen día de pesca.
MAR BALL
Se sentó en una roca, sacó su caña de pescar, cogió su anzuelo y le puso un cebo que había robado en su cofradía de pescadores, lanzó lo más lejos que pudo hasta alcanzar la zona de los peces gordos. Disfrutó esperando un buen día de pesca.
MAR BALL
Había vivido con tanta intensidad que tenía quince años y la vida gastada.
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Íbamos miles de personas en la misma dirección, pero no me gustaba adonde íbamos. Me paré, me di media vuelta, y empecé a ir en dirección contraria. Me dieron empujones, codazos, me insultaron, pero al final salí de la multitud y pude ir a mi aire.