Portada » EDUCACIÓN » Página 2

Etiqueta: EDUCACIÓN

¿Cuánto mide el mundo? Daniel Kehlmann

Establecer las medidas de todas las cosas, seguramente es una tarea, quizá no imposible, pero sí, apta solo para unos pocos. En La medición del mundo, Daniel Kelhmann, muestra la vida de dos científicos, Alexander von Humboldt y Carl Friedrich Gauss. Unidos por el interés de medirlo todo. El principio de la historia se sitúa en Berlín en 1828 cuando estos dos científicos acuden al Congreso de Naturalistas. Allí se conocen y se inicia un colaboración en la investigación del campo magnético terrestre. Dos personas interesadas por un mismo proyecto que resulta enfocado de formas muy diferentes: la teoría y la práctica, pero a la vez complementarias.




El encuentro de estos dos personajes históricos posibilita la visión dual del mundo, aquel que lo contempla y lo estudia de forma teórica y aquel que se introduce en él y lo vive desde la propia experiencia. Parecen posiciones contrarias pero nada más lejos de la realidad, son posiciones que se complementan y se necesitan. A través de su visión científica del mundo vemos a la persona detrás del personaje histórico y todo lo que ello conlleva. La dificultad para relacionarse con los demás, la particular relación familiar que establecen y en definitiva, su forma de relacionarse con el mundo que los rodea.
Viven con pasión su trabajo y nada llena sus vidas como esa dedicación. Es la pasión en estado puro, es dedicar toda una vida a esas ideas que hacen que no se detengan nunca en su propósito.Y esta pasión no es más que un intento de conocer mejor el mundo, de saber cómo funciona y de poder responder algún porqué. El mundo se queda pequeño entre sus manos porque el conocimiento es infinito y además, es un trabajo colectivo y continuo. Muere el individuo pero sigue el conocimiento.
El libro es ameno, interesante y con mucha realidad. Los capítulos van alternando la vida de estos personajes históricos, de manera que después de la tranquilidad del estudio teórico podemos disfrutar de la experiencia, en última instancia de la aventura. Gauss, excéntrico, pero apasionado y apasionante, es el genio al que nada se le resiste en matemáticas, pero esa fuerza que proyecta en la ciencia le falta en su vida personal. Es un amante descuidado, un marido convencional y un padre sin convicción. Por su parte Humboldt, sacrificó su vida personal por considerar que no era compatible con la profesional, demasiados años viajando por el mundo. En esos viajes mostró la faceta más aventurera del naturalista, y en muchas ocasiones, la más humana. Incansables en su búsqueda del conocimiento de todo aquello que nos rodea.
Dos personajes tan dispares pero a la vez tan parecidos, y con la suerte de coincidir en el tiempo, proporcionan al autor de este libro, material suficiente para convertir en literatura un momento histórico. Te deslizas entre las palabras, como si la página fuera una pista de patinaje, con una suavidad solo interrumpida en el momento en que el trasero toca el frío hielo, y entonces te detienes, comprendes esa parte de la ciencia que a algunos se nos escapa, y volvernos a ponernos en pie para continuar patinando.
Es un paseo por la vida. Medir el mundo es medir al individuo, llegar a los límites y superarlos de nuevo. La medición del mundo es el viaje interior del ser y el viaje exterior que nos sitúa en un lugar determinado. Contemplación y experiencia son las dos caras de una misma moneda: la ciencia.

M.B.

Miguel de Cervantes Saavedra (29 de septiembre de 1547-22 de abril de 1616)




En unos días se cumplirá el IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. No parece, que en este país, le vayamos a dar la importancia que merece. Por lo visto, la situación política, tiene a nuestros gobernantes muy ocupados,

debe de ser muy cómodo el sillón que tantos quieren ocupar, a pesar, según ellos, de cobrar tan poco por sentarse en él.

Miguel de Cervantes, el autor más relevante de nuestras letras, gracias a su gran obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parece ser que tuvo una vida algo movida y complicada, tanto en el plano económico como en el jurídico. Cuentan algunos que en 1569 fue condenado en Madrid a arresto y amputación de la mano derecha por herir a Antonio de Sigura, y que este fue el motivo de su viaje a Italia, eludiendo así la condena. Estuvo en la cárcel en dos ocasiones, en 1592 por vender trigo sin autorización y en 1597 por irregularidades en las cuentas. En 1605 volvió a pisar la cárcel pero esta vez para declarar sobre la muerte de Gaspar Ezpeleta, la cual se produjo delante de la fachada de su casa, pero nada tenía que ver Cervantes en este asunto.
La carrera militar de Cervantes fue realmente breve. Inició su carrera militar al servicio de Giulio Acquaviva en 1570, pero pronto, en 1571 se convirtió en soldado de la compañía de Diego de Urbina junto a su hermano Rodrigo de Cervantes. Ese mismo año, intervino en la batalla de Lepanto donde fue herido en el pecho y en la mano izquierda, la cual, le quedó inmovilizada, y fue por este motivo por el que recibió el apodo de El manco de Lepanto. Este hecho lejos de apartarlo de la vida militar, no le impidió seguir participando en otras batallas, como en Corfú y Modón. También formó parte de la expedición de Juan de Austria contra Túnez en 1574. En 1575 fue hecho prisionero cerca de las costas catalanas por corsarios berberiscos, aquí comenzó su cautiverio en Argel que duró 5 años. Miguel de Cervantes realizó cuatro intentos de fuga pero fue su familia junto con los padres trinitarios los que conseguirían el dinero para pagar el rescate del escritor.
A su regreso a España, Miguel de Cervantes intentó seguir con su vida militar, pero esta había quedado truncada así que encontró trabajo como comisario de abastos y recaudador de impuestos, que como hemos visto anteriormente le proporcionó algún problema con la justicia.
En cuanto a su obra estrenó en Madrid en 1584 Los tratos de Argel y Numancia, dos obras de teatro. En 1585 publicó la obra pastoril La Galatea y escribió La comedia de la confusión  y Tratado de Constantinopla y muerte de Selim, aunque las dos obras están desaparecidas. En 1605 aparece la primera parte de su gran obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, con un éxito inmediato, lo que le permitió un respiro económico. En 1613 publicó La novelas ejemplares. En 1614 publicó Viaje al Parnaso, es una obra en verso. En 1615 publicó Comedias y entremeses y la segunda parte del Quijote.
Murió el 22 de abril de 1616 en Madrid y fue enterrado el 23 de abril.

La habitación llena




Recuerdo su sonrisa cuando llegaba a casa orgulloso de sus notas, las llevaba en la mano y sin quitarse la mochila ni la chaqueta se abalanzaba sobre mí y me decía “míralas, míralas” y yo las leía despacio y lo miraba con el mismo orgullo que él tenía en su rostro. Era un chico excelente, el mejor de su clase, y en el conservatorio era brillante. Con dieciséis años ya hablaba tres idiomas, bastante bien, la verdad y además, practicaba deporte. A veces, lo observaba cuando dormía y me preguntaba qué más podía pedir una madre. 
 
Me acostumbré a verlo dormir y su cara ya no era la misma, sus facciones infantiles habían dado paso a un rostro que cada vez me resultaba más extraño, la aparición de los primeros indicios de barba le daban un aspecto más varonil y me preguntaba en qué momento mi hijo había dejado de ser un niño. Entonces, miré desde la puerta su habitación buscando qué había cambiado pero todo estaba como siempre, su ordenador, su móvil, su última consola, todas sus cosas llenaban su habitación. La habitación parecía más pequeña porque había demasiadas cosas allí. 
 
Pasaba muchas horas en el trabajo, quería lo mejor para mi hijo, que no tuviera ninguna carencia ni tuviera que inventarse regalos de Reyes que nunca existieron, que nunca tuviera que sufrir las miradas de pena de algún compañero con más suerte. Los hijos necesitan tanto…
 
Él había cambiado, ya no sonreía, al verme, ya no tenía impaciencia por demostrarme que era el mejor, sus éxitos se convirtieron en rutina y su rutina estaba llena de trofeos: bicis, ordenadores, consolas, móviles…Sus amigos eran su familia y yo me convertí en alguien desdibujado, que por la noche llegaba a casa y él no tenía palabras para mí ni yo tenía ánimos para discutir por qué su mirada era cada vez más fría.
 
Sin darme cuenta se alejaba de mí y empecé a cuestionarme qué había hecho mal, en qué había fallado, le había dado todo lo que yo nunca tuve y aun así lo perdía día tras día. Hay cosas irrecuperables en la vida, una de ellas, es el tiempo.
 
Me senté frente a él, y su cara era indiferente. Le pregunté “¿Qué necesitas? y él respondió: “No necesito nada, tengo de todo.” Es verdad, tenía tantas cosas, y sin embargo, su mirada era triste. Entonces, recordé algunos momentos de su infancia, esa infancia que aún me pertenecía, o mejor dicho, nos pertenecía. “¿Lo recuerdas?” le pregunté, y su voz cansada dijo: “Claro”, por un momento su frialdad bajó la guardia, y su rostro se volvió melancólico, pero enseguida, al darse cuenta de su debilidad me miró con algo de rencor y continuó con su pose impasible. “¿Recuerdas a María?” me preguntó sin prisa pero con un tono de voz que intuía que era una pregunta mal intencionada. Mi mente intentaba recordar, quién era María, pero se cruzaban muchos nombres de chicas, quizá era una amiga o alguna profesora, no sé. “No, lo siento, no la recuerdo” dije al final. “Estoy saliendo con ella desde hace un año” y sonrió irónicamente. Se levantó, me acarició la cara con mucha ternura y dijo: “Mañana, si quieres, te hablaré de María”.
 

 

TU OPINIÓN ES IMPORTANTE